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En apenas un siglo, el coche se ha encargado de cambiar por completo las ciudades, de convertirlas en gigantescos laberintos de asfalto por el que pasan cada día millones de vehículos. El coche ha sido un invento revolucionario para el capitalismo porque ha permitido generalizar los desplazamientos, ya sean más cortos o más largos. Llegar mucho más lejos por carretera o simplemente ir a comprar el pan en nuestro vehículo es algo muy habitual. Sin embargo, el combustible que se utiliza para la mayoría de coches hoy en día es bastante contaminante. Además, las reservas de petróleo no son infinitas, y seguramente algún día acabaremos con todas ellas, al ritmo que vamos. Es por eso que desde hace unos años se están buscando alternativas más seguras, menos contaminantes y más eficientes para los coches. Es así como los vehículos eléctricos han entrado en juego, pasando de ser prácticamente inexistentes a encontrarlos en cada ciudad, e incluso en municipios más pequeños.

El coche eléctrico ya es un rival real para los coches convencionales de gasolina o gasoil. Los gobiernos, además, están gravando cada vez más la compra de este tipo de vehículos convencionales, así como prohibiendo su paso por ciertas zonas de las ciudades. El objetivo es rebajar la contaminación que hay en sitios como Madrid, Londres o Buenos Aires, y que afecta directamente a todos. Se buscan soluciones más ecológicas, y parece que los coches híbridos o directamente eléctricos ya sí son tomados en serio como una alternativa a los vehículos de combustible fósil. Al llevar batería en lugar de depósito, estos coches necesitan un mantenimiento diferente, y para muchos, todavía no están perfeccionados. Sin embargo, está claro que son el futuro, tal y como están las cosas. Por eso no hay que dejarse llevar por los prejuicios, sino más bien estudiar el mercado y ver qué es lo que diferencia a uno y a otro. Nosotros hemos hecho la comparación en algunos puntos imprescindibles, para ver si conviene más comprar un coche eléctrico o uno convencional a día de hoy.

Punto de recarga

Es uno de las principales preocupaciones de aquellos que se interesan por adquirir un coche eléctrico. Estos vehículos no cuentan con un depósito de gasolina, así que no tendremos que repostar nunca más, lo cuál es un beneficio, claro está. Sin embargo, hay que ir cargando su batería con electricidad, algo que puede tardar un tiempo, sobre todo si estamos fuera de casa. Los puntos de recarga todavía no son tan habituales, aunque poco a poco está habiendo más por todas las ciudades. Los encontramos en el centro, en los parkings, en los centros comerciales y en lugares muy concretos, como algunas gasolineras. Eso sí, son mucho menos comunes que los puntos de repostaje de combustible, por lo que es conveniente conocer dónde están para no quedarnos tirados, además de disponer de uno en nuestro propio hogar.

El coste del combustible

La gasolina está subiendo cada vez más, y es un valor que varía muchísimo, dependiendo de varios factores. Llenar hoy por hoy un tanque puede rondar los 70 o incluso 80 dólares, dependiendo del depósito y del coche. Sin embargo, la electricidad también cuesta dinero, y enchufar un coche eléctrico a la corriente será igualmente un gasto bastante importante, aunque por ahora, menor si lo comparamos con el de la gasolina. Es la manera que muchos tienen de ahorrar, de hecho, ya que no dependerán de esas fluctuaciones tan grandes de precios y podrán maximizar mucho mejor el rendimiento de su vehículo en carretera. Además, estaremos emitiendo prácticamente cero contaminación con este coche eléctrico, algo que también se debe tener en cuenta. Entre todos debemos esforzarnos por proteger el planeta y minimizar el daño que provocamos en el medio ambiente.

Autonomía del vehículo

Otro de los puntos que más controversia ha creado desde la aparición de los coches eléctricos. Siempre se dice que estos tienen menor autonomía que los coches convencionales, al ser su batería mucho menos eficiente que un motor de gasolina. En definitiva, que no se pueden hacer tantos kilómetros con este coche. Sin embargo, en los últimos años las principales firmas están mejorando muchísimo este aspecto, al igual que la eficiencia de la propia batería, para lograr mayores autonomías. De hecho, en apenas cinco años la autonomía de las baterías casi se ha triplicado, llegando hoy a sobrepasar holgadamente los 300 kilómetros, que ya es un dato muy interesante. Y es que con esos 300 kilómetros podemos hacer viajes diarios y  habituales, y para otros más largos, encontraremos algún punto de recarga para dejar el coche mientras tomamos algo o almorzamos, por ejemplo.

Reparaciones

En este punto, los coches convencionales siguen ganando por goleada, algo lógico por otra parte. Hay que tener en cuenta que llevamos décadas con ellos, y que todos los mecánicos que encontraremos en cualquier pueblo o ciudad conocen el funcionamiento de estos motores y estos vehículos. Sin embargo, los coches eléctricos, al ser más nuevos, son también más complejos de reparar. Sus piezas no son tan habituales, y por lo tanto, serán más caras. De la misma forma, hay averías que solo algún mecánico experto en coches eléctricos podrá reparar. Y como podrás imaginar, no son precisamente fáciles de encontrar, al menos por ahora, ya que la mayoría siguen dedicándose a los coches convencionales. Las reparaciones resultarán más caras en los coches eléctricos, y seguramente también más habituales, por lo que esto puede ser un punto importante en la parte del contra a la hora de comprarlos.

Diferencia de precios

El precio en este sentido es, como casi en cualquier otra adquisición, lo que va a determinar en gran manera nuestra elección. Y es que de tener un presupuesto ilimitado seguramente nos iríamos a por un coche exclusivo de una marca muy potente. Sin embargo, el presupuesto es el que es, y en muchas ocasiones no nos llega para poder adquirir el vehículo de nuestros sueños. La diferencia de precios entre coches eléctricos y coches convencionales es cada vez menor, pero sigue siendo importante, de unos 15.000 dólares de media en modelos similares. Esto hace que muchos se lo piensen, incluso cuando hay posibilidad de ahorrarse una parte de ese dinero con ayudas estatales. También debemos pensar en el ahorro en combustible que vamos a tener. Sin embargo, todo eso son castillos en el aire, y a la hora de pagar por un vehículo, muchos van a lo seguro y se tiran a por los convencionales, por no jugarse tanto dinero en un coche eléctrico. La decisión, al fin y al cabo, está en tu mano.